Desde el primer día, nuestro amor fue un salto de fe, un viaje sin mapas pero con el corazón como guía.
Dos almas de mundos distintos que, sin miedo, apostaron todo por un mismo destino.
La distancia nunca fue barrera, sino prueba de que lo nuestro era verdadero.
Hoy, celebramos no solo el amor que nos unió, sino el sueño que juntos hicimos realidad: una vida compartida, sin fronteras ni despedidas, solo con el anhelo de un "para siempre".
¡Nos encantaría que disfruten al máximo de su tiempo en Quito! Les recomendamos hoteles y los invitamos a explorar sus rincones, sabores y su rica cultura.